Buscar este blog
@Mangoz53
Popular Posts
-
Desde aquí voy a invocar a los dioses, a los feroces y a los amables para que te construyan un sendero hacia el horizonte. Le pediré ...
-
Te evoco deslizándote por los canales frente a esa arquitectura magnífica. En otro tiempo has podido ser una marchante sagaz que penetr...
-
¿Cuántos en la vida han querido reír y no han tenido tiempo?. Han sido muchos los que persisten en la costumbre de estar tristes porq...
-
Gracias Cortazar... Había –y si no fue así, debió existir- una Glúcida que tran...
-
He buscado el otoño detrás de la ventana hace frío en la calle y un fantasma de brisa se entretiene espantando los últimos verdes...
-
Afuera llueve probablemente por costumbre hay silencio y reposo bajo los tejados dormidos, no hay argumentos para pensarte pero...
Blog Archive
-
▼
2017
(36)
-
▼
enero
(23)
- Ella tiene la obsesión de florecer
- Alguien dijo haber visto unos senos peludos
- La liturgia de las rocas
- Liturgia en cueros
- CANCIONES DE CURSO LEGAL V
- A las mujeres luminosas
- Extraviado en tu cocina
- No puedo escapar del sofá
- Octubre
- No me extrañes
- La claridad de mayo
- Espantando los últimos verdes
- Homo sapiens
- Escrituras sagradas para unas palabras de amor
- La quise colmar con las estrellas que me pueblan
- Fábula de primavera
- CANCIONES DE CURSO LEGAL IV
- Esa mujer de pétalos dorados
- CANCIONES DE CURSO LEGAL III
- La persistencia de la memoria
- A esa mujer de rojo
- Tu boca es un naufragio
- Como un gesto sin fondo
-
▼
enero
(23)
Blog Archive
-
▼
2017
(36)
-
▼
enero
(23)
- Ella tiene la obsesión de florecer
- Alguien dijo haber visto unos senos peludos
- La liturgia de las rocas
- Liturgia en cueros
- CANCIONES DE CURSO LEGAL V
- A las mujeres luminosas
- Extraviado en tu cocina
- No puedo escapar del sofá
- Octubre
- No me extrañes
- La claridad de mayo
- Espantando los últimos verdes
- Homo sapiens
- Escrituras sagradas para unas palabras de amor
- La quise colmar con las estrellas que me pueblan
- Fábula de primavera
- CANCIONES DE CURSO LEGAL IV
- Esa mujer de pétalos dorados
- CANCIONES DE CURSO LEGAL III
- La persistencia de la memoria
- A esa mujer de rojo
- Tu boca es un naufragio
- Como un gesto sin fondo
-
▼
enero
(23)
Manuel Gómez Naranjo. Con tecnología de Blogger.
Acerca de mí
lunes, 30 de enero de 2017
Ella tiene la
obsesión de florecer
cada junio como
una cayena roja y polvorienta
tiene la calma
ausente
y la dulzura le
discurre desde los pies a los pezones,
ella se
entretiene debajo de su pelo
juntando
amaneceres y horizontes
y luego llueve y
se extiende fragante sobre el mundo.
Ella tiene la
obsesión de florecer
cada junio como
una lisonja para la gente triste
tiene los ojos
limpios
y la vida le
estalla en sus gestos amables,
ella se ocupa de
inventar liturgias
de dioses
olvidados y remotos
que sueñan con
aldeas llenas de sol
y de alegrías.
Ella tiene la
obsesión de florecer
cada junio como
un optimismo reluciente
tiene manos
gentiles
y el silencio le
duele entre los labios,
ella es en sí
misma una posibilidad y un invento
es un perfume que
nace cada junio
es un espíritu de
luz
que vive entre
nosotros como
un augurio feliz.
Manuel
Junio/26/2001
Etiquetas:
POEMAS
|
0
comentarios
viernes, 27 de enero de 2017
Gracias Cortazar...
Había –y si no fue así, debió existir- una Glúcida
que transitaba meandros cavernosos, debió ser además
roja
con pretensiones de naturaleza y de sol.
La Glúcida, enemiga absoluta y gratuita de lo humano,
se entretenía en afanes porosos con su lanza de
hidrógeno
que alguna vez será explosión y sangre
y luz azul y transparencias.
Esta Glúcida tenía también una historia tenebrosa
y oscura, en la que ella había cedido a ciertas
humedades
y a ciertas exigencias de un Lípido elegante y
volátil.
Se habló por ese entonces de redondeces y de llantos
infantiles, y luego de susurros y silencios; alguno
propuso
hogueras y nuevas inquisiciones, en fin....
La Glúcida viste de negro se la asocia al Caronte
de Miguel Angel
en su bogar diabólico hacia el fuego eterno. Se decía
que
cuando cierta mujer abría los ojos y soñaba (los ojos
de la
mujer eran la luna de la Glúcida) se oían en aquel
pequeño mundo
aullidos feroces y gritos helados.
Alguien dijo haber visto unos senos peludos, pero
erectos
y vibrátiles, que se escurrían bajo una alfombra de
pelo luminoso.
La Glúcida era prólogo de llantos, taumaturga de
penumbras,
alquimista de infelicidades; todo esto dicho, desde
luego, por
los oficiadores eternos de la palabra.
Manuel Gómez
Naranjo
Caracas, 12 de
enero/87.
Etiquetas:
POEMAS
|
1 comentarios
miércoles, 25 de enero de 2017
En las paredes imposibles de un Tepuy del Amazonas había una hendidura
irrelevante que guardaba secretos de voces antiguas. Tales secretos estaban
registrados en arcilla con el código maravilloso de los ideogramas. En su
discurso predominaban los pájaros y las serpientes.
Cuenta esa cosmogonía que existió una Diosa alada que tenía los
ojos claros y una boca carnosa; cuando se la miraba de perfil prefiguraba los
rostros estupendos de los griegos sorprendentes que llegaron a construir el
Partenón y contaron historias de hombres que dialogaban mansamente con sus
dioses.
La Diosa se hacía llamar Mauruy fonema emparentado con el quechua que
literalmente significa “mujer aérea”, y es que, Mauruy utilizaba el vuelo como
argumento de creación y belleza. De tal forma que cuando los bosques se
incendiaban y el espanto amenazaba a los habitantes de la selva, ella volaba
suavemente sobre las nubes y hacia llover sobre los campos inventando la calma
y la certidumbre de los seres.
Mauruy guardaba sus palabras para la liturgia y de ordinario solo
reía. Cuentan los ideogramas que volaba y reía, por ejemplo, en abril y las
flores estallaban en colores magníficos. Volaba sobre los ríos tumultuosos y
estos se llenaban de promesas de peces e inundaban la piel cuarteada de las
sabanas sedientas. Y mientras tanto ella callaba, se sabía una divinidad
falible que demasiadas veces claudicaba de emoción ante la fragilidad humana.
Cuenta la historia que en la “creación alrededor de la piedra” o
liturgia, Mauruy hacía derramar todas las cascadas de la tierra sobre una
enorme roca para emerger entre una llovizna de arco iris plena de desnudes y de
pureza. Ella flotaba sobre el mundo y luego reposaba extendida sobre la roca;
lloraba la Diosa, gemía en el enorme silencio de la selva, su olor de miel y
flanboyan poblaba los sentidos de sus criaturas y una humedad maravillosa los
preparaba para el amor. La selva se llenaba de silencio hasta que ella decía
desde su sueño de divinidad: “Yo soy el
cielo y la tierra, en mi luz habita la salvación y la eternidad. Yo soy el
cuenco sagrado del que tomarán las almas la sabiduría de los Dioses”. Y la
selva en silencio iniciaba una fiesta de polen y de semen que alcazaba el
eterno futuro de renovar el mundo desde la plenitud del placer.
Y luego Mauruy dormía extenuada. Los pájaros retomaron el canto hasta
el anochecer haciendo coro a la risa nocturna de la Diosa quien estaba
florecida de felicidad.
Los exegetas refieren, que de no ser apócrifa esta historia sagrada,
resultaría extremadamente importante ejercitarse en la templanza y la
sobriedad, porque estaría demostrado que la coexistencia del silencio y la risa
son una anunciación del espíritu alado de Mauruy, con lo que resultaría muy
inapropiada una humedad incontinente en medio de las urbes pobladas de seres
que han olvidado los gestos de la caricia y el beso apasionado. Ello
demostraría también que la ciudad es menos apropiada para la cópula que los
espacios abiertos y que el smog espanta el espíritu alado y selvático de
Mauruy.
Otros sabios afirman que a pesar del paisaje geográfico trastrocado
por el cemento, la Diosa del Tepuy nos espía desde las hojas lánguidas de los
helechos, desde el ladrido educado de los perros domésticos, y pervive en el
color de las Orquídeas que se asoman a la orilla de los caminos. “El
espíritu de Mauruy –dicen- es el
absoluto, nos trasciende desde su eterna divinidad; así que hay que mirar muy
bien donde suele la gente guardar la felicidad en este tiempo”.
En el mundo sencillo de los mortales, un hombre devoto de Mauruy mira
una serpiente -por decir un absurdo- y tiene reminiscencias de la liturgia de
la roca, se estremece sin saber por qué y siente una mágica alegría, se podría
decir que lo invade una certidumbre de que en cualquier momento sentirá el
abrazo de salvación y eternidad de la Diosa Mauruy.
Manuel.
28/05/01
Etiquetas:
RELATOS
|
0
comentarios
martes, 24 de enero de 2017
Tendrás un día que salir
desnudo
saber
de tus humores clandestinos
volver
–quiero decir pertenecerte-
a los
rituales zoomórficos.
Tendrás
que reconocer al mono
en la
caricia de tu hembra ¿que te cuesta?
En el
miedo subrepticio a la noche ¿qué te cuesta?
En los
antojos pedagógicos
de
plátano y cambur ¿qué te cuesta?
Tendrás
un día que desahogarte el cuello
¡estás
sudando!
que
ponerle un gran pájaro
a tu
ceño
y otro
ceño a tu luna
y a tu
sombra
y otra
luna a tu párpado anteojado.
Tendrás
un día que deshacer los gestos
alfombrados
bruñir
a cada rato la sonrisa
gruñir
satisfacciones educadas
saltar
como un conejo –si hay motivo-
y creer
aún en Darwin
y en
Santo Tomás.
Manuel
Gómez Naranjo
Acarigua,
06 de abril/88.
Etiquetas:
POEMAS
|
0
comentarios
Mujeres
luminosas, mujeres que se proponen a la vida desde la convicción de que son el
principio y el fin
mujeres
esplendidas como la luna llena y El Ávila, como el Salto Ángel y el relámpago
de El Catatumbo
nadas de racionalidad y de pasión; mujeres de azahar y de amaranto que
flotan en las atmósferas y en las ensoñaciones de este mundo desarticulado y
confuso. Mujeres que construyen desde los jirones vegetaciones húmedas que
vibran como volcanes a punto de eructar; mujeres que son selvas de ternura y
desiertos ominosos, luz y sombra, palabra y silencio. Mujeres que flotan en el
reflujo de las olas del mar más antiguo como plumas livianas de aquellos
pájaros que no han renunciado a la libertad.mujeres
luchadoras impregnadas de racionalidad y de pasión
mujeres
de azahar y de amaranto que flotan en las atmósferas y en las ensoñaciones de
este mundo desarticulado y confuso.
Mujeres
que construyen, desde los jirones, vegetaciones húmedas que vibran como
volcanes a punto de eructar
mujeres
que son selvas de ternura y desiertos ominosos, luz y sombra, palabra y
silencio.
Mujeres
que flotan en el reflujo de las olas del mar más antiguo, como plumas livianas,
de aquellos pájaros que no han renunciado a la libertad.
Manuel
Gómez
Etiquetas:
POEMAS
|
0
comentarios
Declaro solemnemente que amo a esta mujer de sonrisa franca, que la extraño con urgencia bajo los aguaceros y sin el amparo de las estrellas; dejo constancia que ninguna de estas emociones me ha sido impuesta, ni conminado, ni han sido declaradas bajo coacción, sino que han sido manifestadas voluntariamente después de constatar que estoy rendido ante su fragancia de rosas, que esas emociones corresponden a mi extravío en los recovecos de su cocina y que he cometido el pecado de beber la poción sagrada que habita entre sus piernas; en función de lo cual propongo que se me declare sujeto a observación para determinar si mi estado de felicidad es genuino o es un producto de origen dudoso Made In Taiwán, con apariencia sólida cuando en realidad se extingue a los ocho meses.
Pido que se incluya esta declaración en acta y que quede
constancia para la causa, de tal manera que yo como procesado, como extraviado,
como lujurioso, como forastero, como esclavo de memorias atávicas, como reflejo
límbico y como pecador empecinado; tenga las garantías suficientes de que seré
compensado con la mirada dispuesta y amorosa de la mujer que cada vez que mi
alma transmigra ha sido la causa de mi perdición.
Manuel Gómez
Etiquetas:
POEMAS
|
0
comentarios
miércoles, 18 de enero de 2017
No puedo escapar del sofá en el
que habitamos hace siglos; te miro a los ojos con tanta ternura que “… temo que
te me rompas al más leve tropiezo”, te beso las manos para que salgan a volar
como palomas blancas en procura de encontrarme al borde de mis labios; te rozo
los pezones con una sed que viene del desierto para sentir los estremecimientos
de mínimos volcanes que se desperezan vibrátiles y erectos.
Tu respiración es una historia
que yo me sé de memoria, y que sin embargo, tú me cuentas con matices de
azafrán, con tacto de maná, con abluciones en los lavatorios de las mezquitas,
con cantos de muecines que recorren los techos de una ciudad olvidada y gris.
Tu respiración me pide que cabalgue tus humedales mientras mis manos descorren
las cortinas verdes de los tersos follajes de un amazonas recóndito, tu
respiración corre entre los árboles como una fiera herida, se agazapa entre los
matorrales, salta entre los charcos que no saben de luz, se sumerge en un río lleno
de peces palpitantes y estalla hacia las sabanas abiertas cuando, agobiado,
bebo de tus pozos lujuriosos la esencia de la vida.
Mi silencio te cuenta que no he
vivido ni viviré sin ti; te buscaré en los libros que proponen “... El amor apasionado, aunque tenga por
objeto a la propia mujer, es también adulterio” o te buscaré entre las
calles sucias de la ciudad como también sugiere LD “… Una ciudad es un mundo cuando amamos a uno de sus habitantes”.
Manuel Gómez
Etiquetas:
POEMAS
|
0
comentarios
Te quisiera contar
quiero decirte historias fabulosas
en las que yo trepaba volcanes tembloroso
en las que tu surgías de las entrañas del desierto
en las que yo blandía la espada luminosa,
historias de nenúfares flotantes
y de gnomos cabalgantes de caballos de mar.
Te quisiera contar
que no hay olor de primaveras sin Marías
que se han muerto los gestos
de estar arrebujado entre tus senos
que se apagó hasta el fondo la ternura,
ya no hay más risa fresca
ni “hijo de mi alma”.
Te quisiera contar
que me mirabas temblorosa a toda hora
que echaste a un precipicio mi malicia
que el beso que faltó fue el de tu ida
que espero en el silencio por el beso
que nunca hablo de ti. Sobran excusas.
Te quisiera contar
que a la feria del mundo me apresuro
que en urbano antropoide me trastrueco
que ando tras el reflejo de tu huella
que busco tu promesa subterránea:
“el sábado en el pueblo cielo mío”
tengo urgencia rural y de tu abrazo.
Te quisiera contar
que tengo amigos que ríen dulcemente
que nadie como tú para la risa
que me sobran los griegos con su Olimpo
todos bajan los ojos apenados
tu nombre es oración entre sus labios
todos llenan un cuenco de memorias
con el pasto de amor que nos dejaste.
Te quisiera contar
que andabas reducida con tu oficio
que atabas con
un hilo de ternura
la vida de los sabios y los simples
que el florido fustán que te cubría
alumbraba tu paso poderoso
o lo alumbrabas tú que te obstinabas
en nacer cada día mariposa.
Te quisiera contar
que trabajo ardoroso con el tiempo
que pintamos los días de mañanas
que ya no hay calendarios con octubres
puedes volver tranquila cuando quieras
por el hueco de abril todos se asoman
cosmogónica diosa de “La Ceiba”.
Te quisiera contar
Pero dejé la fábula en tus manos.
Manuel Gómez Naranjo
Coro, 25 de Junio/86.
Etiquetas:
POEMAS
|
0
comentarios
No me extrañes
porque soy el
trasunto de tu calma
existo cuando me
piensas convertido en futuro.
No me extrañes
te atisbo desde
los hilos tenues de las telarañas
transito tus
segundos con la fruición de un hedonista irredento
y te miro salir
desnuda del fondo de las sombras.
No me extrañes
te toco con usura
la punta de los senos
y me muero a
pedazos y en silencio
vuelvo cada
mañana como un gesto
que se quedó
olvidado en tu horizonte.
No me extrañes
hazme saber que
estoy contigo
mírame en esa
hormiga que sube por tu mano
y piénsame con
ganas desde lejos.
No me extrañes
que ese derecho
es mío
yo te extraño
metida entre la
espuma hecha burbuja
metida entre mis
piernas y besando
te extraño con
nosotros por testigo
y extraño tus latidos
y tus manos
y tu boca de
níspero maduro
y tu olor que
germina entre mis manos.
Yo te extraño
con un vacío
sabroso
que sabe a
zanahoria y a eucalipto.
Manuel Gómez
Etiquetas:
POEMAS
|
0
comentarios
martes, 17 de enero de 2017
Alma te supongo
exhibiendo
tristezas destruidas
Limpia te imagino
sobre una
profecía de palomas
Palma te
vislumbro
atareada de
selvas rumorosas
Sombra te figuro
olorosa de calma
y de silencio
florecida
y fugaz como el
pecado.
Alma y limpia.
Tiemblas
Desde el influjo
impune
de la bisutería
ceñuda
frente a las
marmas ardientes
donde se cuece la
espesura de los siglos
postrada
en el recuerdo de
otros
en la adivinación
de otros
en la sed y en el
hambre
y la tos
imprecisa sobre piedras sagradas
de otros.
Vienes como las
albas
casi siempre en
mañana
te aproximas
chapoteando mis sueños
con las alas
abiertas
casi
palma
toda
sombra.
Manuel Gómez
Naranjo
Caracas, 5 de
mayo/89
Etiquetas:
POEMAS
|
0
comentarios
He buscado el otoño detrás de la ventana
hace frío en la calle
y un fantasma de brisa se entretiene
espantando los últimos verdes de los árboles.
Yo busco en la ventana
la ficción necesaria para inventar los niños
que se han huido de las calles
de Bruselas
veo los edificios tristes
y presumo una historia en las que dos amantes
pisaron una flor que se quedo olvidada
en el umbral
y se perdieron luego debajo de las sábanas.
Miro hacia fuera
busco en las obsesiones del silencio exterior
las palmas olvidadas en las playas
busco las alas de los pájaros
para disponer de un argumento parecido
a la libertad
busco en los espacios abiertos
y me voy a través del paisaje
hasta tus ojos
donde parecieran asomarse los primeros días
de primavera.
Manuel Gómez
Naranjo
Bruselas, 17 de
noviembre/95.
Etiquetas:
POEMAS
|
0
comentarios
A cada cual sus alas
su impaciencia olorosa y derretida
su laringe gritona y dolorosa
su brusca somnolencia y sus demonios
su abdomen fermentado y flatulento
su optimismo opulento casi noble
su raquítico amor tornasolado
su cachete mestizo hacia estribor
y el párpado cerrado hacia babor
su índice jurídico y foliado
su corbata tartufa
sus abluciones genitales
sus palabras cosidas a los ruegos
su Ecce Homo suplicante
su Cristo Phoros y su Vespucio
su ronca demagogia estilizada
su mango mordisqueado
y su nariz
oliendo una esperanza.
Manuel Gómez
Naranjo
Caracas, 4 de
mayo/88
Etiquetas:
POEMAS
|
0
comentarios
¿Cuántos en la vida han querido reír y no
han tenido tiempo?. Han sido muchos los que persisten en la costumbre de estar
tristes porque nacieron en un lugar equivocado, en un lugar del mundo que se ha
empeñado en ser suburbio y olvido.
El
hombre y la mujer tienen el mandato divino de ser felices porque Dios les propuso
el amor como argumento de vida; sin embargo, se extraviaron –hace siglos-
camino al Paraíso y aún no se encuentran a sí mismos; andan buscándose frente
al mar, en las palabras limpias, en los gestos eternos de estar en una cruz, en
los autorretratos de Leonardo y Miguel Angel, en la costumbre de regalar una
flor, en los silencios que anticipan una caricia; en fin, se afanan en
inventarse de nuevo sin contradecir al Maestro que nos dejó dicho que había que
amar al prójimo como a ti mismo, pero
olvidó la formula expedita del autoamor.
Y los que acaban de nacer en medio del
cemento: Pablo, Rafael, Yuleisi (el
nombre es una circunstancia, apenas), tienen alguna culpa de haber nacido
pobres?. Ellos que heredaron el Paraíso Extraviado han querido reír y no han
tenido tiempo, han querido reír y aprendieron a callar los sollozos, han
querido reír pero una risa en plena lluvia y sin hogar es una
extravagancia.
Pero han pasado cosas en esta accidentada
geografía de los humanos; han habido selvas que se han vuelto desiertos y
desiertos que se han trasmutado en ciudades y ciudades que han sido sepultadas
por la arena. Cuándo el filósofo árabe Averroes fatigaba las orillas del
Guadalquivir en procura de una iluminación para traducir la Retórica de
Aristóteles, empezó a tejerse la historia de los que decidieron salvarse a
través de los gestos eternos de redención del prójimo.
Ellos vienen de los marinos que se
aventuraron al mar en busca de tesoros y se toparon con el trópico verde y azul
que les quemó la piel y les dispuso para el amor y el invento. Cervantes fue el
primer responsable de la existencia de estos
seres por que se le ocurrió fabular que un viejo demente podía inventar el
mundo a la medida de sus fantasías. Don Quijote ha peleado con molinos de
viento, ha enderezado entuertos e inventó la belleza de la sin par Dulcinea del Toboso. Don Quijote no ha cejado en su afán de
desfacer encantamentos y se aparece en los sueños de estos seres con su lanza en ristre,
desafiando al Caballero de la Blanca Luna
que se ha empeñado siempre en derrotar los sueños de los que sueñan.
Estos
seres vienen inventando la
risa desde los tiempos en que los barcos se atestaban de aquellos negros que
fueron arrancados de la vida para ser lanzados al pasto de la codicia; ellos vienen del Contrato Social que
acunó Bolívar en su lecho de muerte; vienen del Siglo de las Luces cuando las
mujeres y los hombres se comprometían con las ideas que decían defender, vienen
de las palabras sagradas de El Mahatma Gandhi que abogó por la no violencia y la resistencia civil.
Estos
seres fueron, en otro
tiempo, los centauros que cruzaron ríos y llanuras creyendo que la palabra Patria tenía el tamaño de un pedazo
tierra; estuvieron atestando las cárceles con los ojos llenos de luz y
libertad, fueron Reforma Agraria y Voto femenino, fueron tumulto y vocerío y
palabra prohibida; estos seres han
sido árbol para el que está cansado, voces para el que está en silencio, brazos
para el que quiere amor y luz para el que está atrapado por la desesperanza.
Estas
mujeres y estos hombres a
los que entregamos esta noche la devoción de nuestro amor, han caminado las
veredas humildes llenas de ojos tristes para espantar la soledad, han
incendiado hogueras a plena luna llena para propiciar la plenitud de un beso,
han multiplicado las palabras sabias para que entren en las rendijas más
estrechas con una carga de optimismo. Ellos
han encontrado el tiempo para los que quieren reír con una risa plena, aun, en
medio de la lluvia, y tienen algo de fábula en los ojos y una cierta lanza en
ristre y un rocín un poco flaco para andar los lugares de cuyo nombre guardamos
los recuerdos.
A
ustedes les entregamos
estas palabras de amor, ellas -las palabras- han viajado por sobre los océanos
aleteando como mariposas amarillas; han salido de la selva por lo que traen
rumores de ríos y de pájaros. Estas palabras de amor son nuestras emociones que
se hicieron verbo y son nuestro silencio para la multitud de vuestro esfuerzo.
Manuel Gómez Naranjo
Pozo de Rosas, 27 de septiembre/97.
Etiquetas:
RELATOS
|
0
comentarios
lunes, 16 de enero de 2017
Occidente
está hecho de líneas y cuadrados
y se ha
trajeado de negros retazos monásticos
está
hecho de espadas y de culpa.
Occidente
podría ser un señor perfectamente limpio
de
bastón y maletín de cuero... impecable.
Ocasionalmente
se descubre la bragueta y levanta las palmas
para
golpear los dedos ávidos.
Se
publicita este elemento altruista y sacrificado por el amor
descorre
los labios y le brotan los “no” como serpientes de alambre
secreta
espinas para no herir... hiriendo
asesina
el amor para salvarlo
tiembla
y se consume en su propio fuego
pero
cierra las piernas para evitar incendios indeseados.
Occidente
tiene alas y una aureola luminosa
y habla
del amor y la libertad.
Tiene
cuernos y cola apocalíptica de espada
y habla
groseramente de las mazmorras y del pecado.
Occidente
es ahora una mujer melancólica y fugaz.
Esta
mujer profunda y ética tiene las carnes duras
y huele
a fresa cuando quiere
tiene
calor de amante y se muere de sed.
Pero
alguien inventó a Aristóteles y a Jesucristo
y a la
razón pura
y al
cogito ergo sum
y al
círculo brutal de las frustraciones.
Y es
así como la fresa se mustia y el calor se amaina
como
una profecía de soledades advertidas.
En
pleno centro de la tarde
esa
mujer vestida con su pelo
huida
de la calle
se
estiró sobre mis secretos.
Esa
mujer se pegó a mis manos
Y se
bebió mi aire.
La
quise colmar con las estrellas que me pueblan
Pero
atisbó mi cola tenebrosa
Y se
hizo volumen
se hizo
manuscrito e imprenta
se
tornó ángulo y le brotaron ecuaciones en la piel
se
volvió cátedra y estrella de Belem.
En
pleno centro de la tarde
una
manzana roja se hinchaba de filosofía
crecía
como un globo
mi vida
de colores se va a obscurecer pisada de manzana.
¡Escapa
debajo de la cama!
¡Salta hacia
esa niebla de arena!
¡Piérdete
en el azufre podrido de la calle!
¡Sálvate
de ese mundo cuadrado
e
invita a esa mujer a que se salve!
¡Entrégale
una facultad nueva para volar!
¡Créale
una informalidad entre rosado y gris!
y luego
invítale
a fruir esas ambigüedades que cuelgan
del
centro de la tarde.
Manuel Gómez Naranjo
El Cairo, 21 de septiembre/86.
Etiquetas:
POEMAS
|
0
comentarios
Te voy
a crear un sueño
bastoneado
de alas temblorosas
generoso
de almohadas y de espuma
un
sueño que te cubra de la calle
y te
ampare los latidos del corazón.
Te voy
a crear un sueño
poderoso
de nubes y amapolas
un
sueño de algodón y horizonte
que te
absuelva pecados y deseos
un
sueño con la fecha precisa de cuando el sol
se
maquilla para los amaneceres chinos.
Te voy
a crear un sueño
palpitante
de pájaros dorados
un
sueño grande como el Amazonas
frondoso
de misterios y vigilias
que te
acerque suavemente a tu principio
cuando
fuiste helecho y Tepuy
y
mancha de tigre y grito de guerrero.
Te voy
a crear un sueño
clandestino
de pasos espinosos
un
sueño llovido de presencias
florecido
de asombros
como
cuando se ve al mundo por el lado
de la
hermosura.
Manuel Gómez Naranjo
Caracas, 21 de enero/87
Etiquetas:
POEMAS
|
0
comentarios
Estoy
amando a una mujer hecha de pétalos dorados
esa
mujer suele repartirse en polen amarillo
al
margen de que sea sábado
y el
pelo se le pinte de mar.
Yo amo
a esa mujer
asumo
entiendo que se volvió canción
y pasto
de camello
pero
estoy perdido entre sus labios.
Esa
mujer es el principio de los tiempos
y se
torna rotunda y se evapora
y se
vuelve paloma si la rozo
está
atrapada y no lo sabe
le
crece el amor poderoso y apto
a esa
mujer.
Esa
mujer de pétalos dorados
se
desborda en domingos y sonrisas
lleva
siempre consigo un carnaval de fuego
y a
cada quién en la mañana le propicia su sol particular.
Esa
mujer se ha vuelto caracol
se
perfila en el aire como una mariposa
es
fresca
y la
imagino suave y penumbrosa
a esa
mujer de pétalos dorados.
Manuel Gómez Naranjo
Alejandría, 3 de septiembre/86.
Etiquetas:
POEMAS
|
0
comentarios
Afuera llueve probablemente por costumbre
hay silencio y reposo bajo los tejados
dormidos,
no hay argumentos para pensarte
pero vienes con la lluvia convertida en
espina
y en memoria
Persistes en la insólita presencia de las
calles húmedas,
en la gente que corre para escapar de nada,
en el sonido roto de las ventanas blancas
que se torna salmodia
de fanáticos tristes,
en las hojas que nacen al sonido del
viento,
en las ranas que saltan para alcanzar el
cielo
y que se vuelven plumas, y paraguas
abiertos,
y horizontes sin fondo.
Vienes con la lluvia
consumiendo mis ganas de volver
a tu olor,
de volver a tus gestos que tocan mis
fantasmas.
Vienes
húmeda y fragante,
silueta y fragante,
sombra y destello.
Vienes en las alucinaciones sofocantes
de Barlovento,
en los goles de Figo –tan distante-,
vienes y no estás,
te estoy soñando y te invento a mi modo
con los brazos abiertos.... y
esperando.
Manuel
Noviembre/15/2000
Etiquetas:
POEMAS
|
2
comentarios
Esa mujer de rojo
parecía un sol desparramándose en
el horizonte
prefigurando un Flamboyán
que estalla como una inmensa
primavera
aninada en la plenitud de mis sentidos.
Esa mujer de rojo
resume los colores del arcoíris
y los olores rotundos del
azafrán,
no tiene pactos con las sombras,
es una conjetura que emerge de la
luz.
Esa mujer de rojo
es una provocación para los
pájaros
que florece al compás de los
latidos de mi corazón,
esa mujer palpita como un pez
acorralado,
busca argumentos como una caricia
ausente
de manos y de bocas.
Esa mujer de rojo
la imagino en penumbras y
llovida,
húmeda
la imagino en silencio y
susurrando,
lúdica
la imagino en otoño y respirando,
súbita
la imagino en mi cuerpo y
abrevando,
lúbrica.
Manuel
Mayo, 13, 2011.
Etiquetas:
POEMAS
|
0
comentarios
viernes, 6 de enero de 2017
Tu boca es un naufragio de mínimos
silencios
que escarpan soledades de mares olvidados,
ella sabe de sabores antiguos como la
albahaca,
como el espliego y el azafrán.
Tu boca es un manojo de mariposas blancas
que ritman melodías que saben a lujuria,
es pulpa deliciosa derramada en la miel
dulce y densa como el pecado.
Tu boca es un recuerdo de memorias remotas
que bebió con usura los fatigados pliegues
de otras bocas furiosas y sedientas de
besos
palpitantes y húmedas.
Tu boca es un diluvio de pulsiones frugales
que cabalgan llanuras llenas de amaneceres
donde habita el oficio de pastores de luces
lejanas como el horizonte.
Tu boca es un postigo de noches encendidas
que abrevan los deseos que vuelan como peces,
es tu boca el amparo donde busco el refugio
para los arrebatos que depara el futuro.
Manuel
Los Teques, 01 de marzo, 2011
Etiquetas:
POEMAS
|
0
comentarios
Suscribirse a:
Entradas (Atom)