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Manuel Gómez Naranjo. Con tecnología de Blogger.
Acerca de mí
jueves, 23 de febrero de 2017
¿Que hago con mis manos que inadvertidamente reclaman
su autonomía? Mis manos que discurren en la luz buscando tus atardeceres con
una certeza incontestable y se sumergen en tus sombras sin preguntar el camino.
Mis manos que me abruman con sus vuelos nocturnos procurando
tu olor, tus vibraciones, tus humedades; esas humedades que explotan como
volcanes dormidos y nos hacen vivir este asombro vetusto, vesperal; este
asombro que mis manos aéreas no pueden colmar porque andan entretenidas en la
felicidad.
¿Qué hacer con estas manos que trajinan nuestras
memorias y nuestros anhelos? Habría que procurarles unos senos redondos y
turgentes que son como una alegoría del mundo en el que habita el Minotauro de
la esperanza. Habría que inventarle pozos perfumados de rosa, abrevaderos de
los sedientos de amor que se entregan a esa salvación después de haber fatigado
desiertos de soledad.
Mis manos son como alevines transparentes que nunca se
detienen en su aleteo, en su búsqueda; con el tiempo han aprendido a ser profanas,
saben de transgresiones, están concernidas en tus muslos y en tus nalgas, se
atreven a tus palpitaciones y a tus hogueras. No duermen, están alertas a la
espera de que llegue la mañana.
Manuel Gómez
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